Grecia, quien otorgó el derecho de asilo a uno de los ocho militares quienes participaron en el intento de golpe de estado del 15 de julio, reveló una vez más por su decisión que es un país quien protege y recibe con los brazos abiertos a los golpistas.

Grecia, quien impide una vez más que los criminales, que han violado el orden democrático en Turquía y martirizado a cientos de nuestros ciudadanos entre las fuerzas de seguridad y los civiles, sean llevados ante la justicia en nuestro país, no dio el apoyo y la cooperación en la lucha contra el terrorismo y el crimen que hubieramos esperado de un país aliado.

Esta decisión, que consideramos como políticamente motivada, sin duda tendrá consecuencias sobre nuestras relaciones bilaterales con Grecia y nuestros trabajos conjuntos llevados a cabo en la región.