La mezquita de Chora es propiedad de Turquía, así como la gran mezquita de Santa Sofía y todos nuestros bienes culturales situados en nuestras tierras.

En el marco de la tradición de tolerancia que emana de nuestra cultura e historia, junto con nuestros derechos y responsabilidades derivados de los acuerdos internacionales, hemos conservado meticulosamente todos nuestros bienes culturales.

Hacemos hincapié en que el cambio de estatus de un sitio del patrimonio mundial no es contradictorio con la Convención de la UNESCO sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural.

Habiendo convertido las mezquitas y masjids que forman parte del patrimonio cultural otomano en su territorio, Grecia es el último país en decir una palabra a Turquía sobre el respeto de los derechos religiosos.

Además, es impertinente por parte de Grecia intentar darnos una lección, mientras que ha estado restringiendo los derechos humanos y las libertades de la minoría turca en su país con prácticas opresivas a pesar de los acuerdos internacionales.

Los intentos de Grecia de crear agendas ficticias en la región a causa de sus inseguridades históricas están condenados al fracaso.

Instamos una vez más a Grecia a que se reconcilie con su historia y proporcione las condiciones necesarias para que su minoría musulmana pueda practicar su culto.