La declaración de Canadá sobre la suspensión de las licencias de exportación de algunos productos militares hacia Turquía es una indicación de su enfoque de doble rasero. Canadá presenta como pretexto la legítima lucha de Azerbaiyán por liberar sus territorios bajo ocupación armenia desde hace treinta años.

Canadá no ve ninguna objeción en la exportación de armas a los países que están involucrados militarmente en la crisis del Yemen, donde está teniendo lugar una de las mayores tragedias humanitarias de este siglo. Además, Canadá bloquea la exportación de productos de defensa a un aliado de la OTAN, mientras intenta presentar estas ventas de armas, que incluso han sido criticadas en informes elaborados por expertos de las Naciones Unidas, como una contribución a la seguridad regional. No puede haber ninguna explicación para tal postura.

Canadá ha estado impidiendo las licencias de exportación de material militar para Turquía, especialmente desde el lanzamiento de la Operación Fuente de Paz, y ha mostrado una actitud poco cooperativa incompatible con el espíritu de Alianza.

Turquía tiene un amplio régimen de control de las exportaciones y cumple rigurosamente sus obligaciones derivadas de esos regímenes.

Nuestra expectativa con respecto a Canadá es que se abstenga de aplicar una postura de doble rasero y que actúe sin dejarse influenciar y atrapar por los estrechos intereses políticos de los círculos anti-Turquía en el país.